Himno a los Mártires del Pueyo
Ramón Luis Mañas (Monje de Leyre)
Blanco está el almendro en flor;
que es blanca su Virgen Madre.
Blanco está el almendro en flor;
teñido de roja sangre.
Blancas son las vestiduras
y blancas, también las almas,
como blanco el resplandor,
como blanca es la ternura,
de los que están con sus palmas
ante el trono del Cordero.
Blanco está el almendro en flor;
que es blanca su Virgen Madre.
Blanco está el almendro en flor;
teñido de roja sangre.
Roja es la sangre inocente,
que riega los olivares,
rojo de martirio y muerte,
rojo vino en los lagares,
que tiñe de carmesí,
las aguas del río Vero.
Blanco está el almendro en flor;
que es blanca su Virgen Madre.
Blanco está el almendro en flor;
teñido de roja sangre.
Como blanco es el camino,
por el que se va a la muerte,
por el que se va al martirio;
que blanco e inmaculado
va a ser también el destino,
de quienes tienen la suerte
de dar su vida por Cristo.
Blanco está el almendro en flor;
que es blanca su Virgen Madre.
Blanco está el almendro en flor;
teñido de roja sangre.
Blancos lirios,
roja sangre.
Que blanco e inmaculado,
va a ser también el destino
de quienes son inmolados,
con Cristo, al eterno Padre,
de aquellos gloriosos monjes
del Pueyo benedictino,
olorosos lirios blancos,
para el altar de la Madre.
Blanco está el almendro en flor;
que es blanca su Virgen Madre.
Blanco está el almendro en flor;
teñido de roja sangre.
Que los monjes, con fervor,
miran su tierna Madre,
luciendo su manto blanco,
bordado de roja sangre.
Dieciocho benedictinos,
frente al Pueyo de María,
que henchidos en su alegría
mueren cantando la Salve…
Blanco está el almendro en flor;
que es blanca su Virgen Madre.
Blanco está el almendro en flor;
teñido de roja sangre.