Himno a Nuestra Señora del Pueyo

“GOZOS” (se cantan desde 1864, y los mártires los cantaban o rezaban todos los días)

Imagen de la Virgen de el Pueyo, patrona del Somontano.

Imagen de la Virgen de el Pueyo, patrona del Somontano.

Virgen pura y sin igual,

del Pueyo, Reina adorada;

sed siempre nuestra abogada

en esta vida mortal.

 

De Balandrán atraída

por la ferviente oración,

al Pueyo sin dilación

de gloria bajáis vestida:

un concierto angelical

os anuncia Reina amada,

Sed siempre, etc.

 

Desde un almendro florido

hablas tierna al pastorzuelo,

que los favores del cielo,

aunque tosco, ha conocido.

Tu presencia divinal,

tiene su alma extasiada,

 

Vé, dice, a la ciudad,

comunica al pueblo y clero

que en este lugar espero.

Parte ya de mi heredad:

y aquel vuela a tu señal

humilde con su embajada,

 

Vuelto a Vos mal despachado

por faltarle documento,

acredita el gran portento

con otro más declarado;

pues le dáis por credencial

Su mano a la faz pegada,

 

Movida entonces la gente,

llena sube de alegría

a visitaros, María,

en precesión reverente;

y con cariño filial

os dedica esta morada,

 

Ungido de sacerdote

se encarga de la capilla,

de virtudes maravilla,

Balandrán, sin otro dote:

tu devoción virginal

deja, a su muerte, asentada,

 

Como el Carmelo y Sarón

famoso el Pueyo doquiera,

del monte y de la ribera

acuden en rogación:

vuestra imagen celestial

por todos es venerada,

 

Mil maravillas la fama

publica de tus bondades,

pues sanáis enfermedades,

que el arte incurables llama:

de salud sois mineral

sin duda, Reina adorada,

 

Los ciegos, cojos, tullidos

llegados a tu presencia,

imploran de tu clemencia

remedio a su mal, rendidos:

y vos, Madre universal,

su pena dejáis templada,

 

De gracias y de perdones

los Papas tu imagen llenan;

tus glorias doquier resuenan

con fiestas y procesiones:

y en tu hermosa Colegial

se vé la España agrupada,

 

Sus fincas y sus riquezas

en vuestro obsequio cedidas,

las gentes agradecidas

presentan a tus finezas:

os sirven de pedestal

oro y plata cincelada,

 

En días tempestuosos

para tu casa ¡oh María!

se unieron como a porfía

los barbastrenses piadosos;

de su ruina total

queda hoy día asegurada,

 

Rosa sois de Jericó

sobre ese risco escarpado

con el pimpollo agraciado

que un tiempo de ti brotó:

por tu fragancia especial

esta tierra es envidiada,

 

Salve, pues, del Redentor

Madre augusta y Reina nuestra,

Salve, celestial Maestra

DEL PUEYO gala y honor:

Salve, estrella matinal,

Salve, flor del campo amada…

 

 

 

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