«La Santa Duda» – Visita a un milagro eucarístico

El domingo 18 de noviembre, los seminaristas monjes del Pueyo, bajo la guía del Superior Provincial, hicieron una pequeña escapada de su santa clausura para visitar el milagro Eucarístico de Iborra.

Este milagro eucarístico, el más antiguo documentado en España, sucedió en el año 1010 en la iglesia de Santa María, cercano al pueblo de Iborra, hoy en día municipio de la provincia de Lérida. Mientras que el sacerdote del pueblo, Bernat Oliver, celebraba la Santa Misa, al decir las palabras de la consagración del vino tuvo fuertes dudas de la presencia real de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. Entonces se produjo el milagro: del cáliz brotó una fuente de sangre humana que rebosó hasta derramarse sobre el corporal y caer al suelo.

El cura quedó estupefacto, y algunas piadosas mujeres en su asombro limpiaron la sangre con los paños que tenían a mano. De repente empezaron a sonar las campanas de la iglesia anunciando el maravilloso acontecimiento. Avisado el obispo, San Ermengol, fue a examinar el cáliz y los corporales, y se halló obligado a declarar el hecho como sobrenatural. Luego se presentó al Papa Sergio IV con los objetos sagrados y explicándole lo sucedido, y el Papa también afirmó por medio de una bula la autenticidad del milagro. Entonces entregó al santo obispo parte del corporal manchado de sangre, además de otras valiosísimas reliquias incluyendo un cabello de la Santísima Virgen y una espina de la corona de espinas de Nuestro Señor.

Años más tarde estas reliquias fueron puestas en un relicario y guardado en la iglesia de la “Santa Duda”, como llegó a ser conocida. Con ocasión del «milenario» del milagro en el año 2010, el relicario ha sido expuesto para la veneración de los fieles en la iglesia parroquial de San Cucufato en el pueblo de Iborra.

Y a este lugar llegaron los monjes del Pueyo a las 7 de la tarde – ya en plena oscuridad. No se sorprendieron al ver la iglesia cerrada y las calles del pueblo solitarias y silenciosas. Pero en un café-bar abierto encontraron un buen samaritano que les dio el número telefónico del párroco de la iglesia que se comunicó con la encargada y sin tardar ésta envió a su esposo para hacerlos pasar a la iglesia. Allí pudieron apreciar este portentoso milagro mientras que el P. Alos les contaba la historia del mismo. Y al cantar el “Ave Verum” en honor a Nuestro Señor sacramentado, parecía que cantaban hasta los muros de la iglesia románica en ese momento ya sombrío del día.

Luego de despedirse del buen hombre y del templo y del pueblo, emprendieron el viaje de vuelta a casa; que no se dio sin una confortante parada para tomarse un café. Fue entonces cuando los monjes se dieron cuenta que su visita al milagro de Iborra había sido casi un milagro en sí mismo, obtenido por la intercesión de la Virgen a quien algunos habían ofrecido un rosario en el camino para que se pudiera visitar la iglesia a pesar de lo tarde que iban a llegar. Pues es así – si pides con fe, no esperes menos que ser escuchado.

  • Nuestra señora de iborra

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