02 Honorato Suárez. Subprior“Suspirar con todo el corazón por la vida eterna” (Regla Benedictina 4,46).

Nació en Torres del Obispo (provincia de Huesca y diócesis de Barbastro), el 5 de enero de 1902. Hizo el Noviciado en Montserrat, donde emitió sus votos temporales, como monje de El Pueyo, el 20 de agosto de 1919. Y seis años después, el 6 de junio de I925, recibiría el Orden Sacerdotal.

El P. Honorato era un hombre de ricas cualidades humanas y espirituales, brillando además por la elocuencia sagrada y el don de consejo. Había desempeñado varios cargos desde muy joven, y en el momento de estallar la guerra civil, era Subprior, Mayordomo y Prefecto de jóvenes profesos.

Refiere D. José Larrosa, por entonces médico de Albelda (Huesca), que el P. Honorato, pasó por su domicilio y les dijo: “Vengo a despedirme de ustedes porque nos matarán a todos los religiosos”. Ante estas palabras, D. José, le ofreció la casa como refugio, pero el joven monje respondió: “Yo permaneceré en el Monasterio”.

En esa misma ocasión, su madre, preocupada por su vida le dijo: “Marcha, hijo mío, al extranjero, y así quizás no te matarán”, a lo que respondió imbuido ya del ideal del martirio: “No, mamá”, y señalando el cielo con la mano, añadió: “¿Le parece poco hermoso morir por Dios y subir al cielo?”.

Este ideal martirial se mantuvo constante en él, y no dejaba de influir en los demás. En la prisión hacía un calor sofocante; por eso, cuando en lo más fuerte del día descansaban los monjes, había que entretener a los colegiales. Todo estaba previsto por el P. Prefecto, pues además, siempre aparecía algún monje dispuesto a perder su tiempo de descanso para dedicarlo a los chicos, siendo el P. Honorato de los más asiduos. Les hablaba del martirio y de la alegría que producía pensar en ir tan pronto al encuentro del Señor. A veces lo hizo coincidiendo con la ejecución de algún grupo de Claretianos, que se hallaban en la misma prisión. Tenía, igualmente, especial predilección por la Virgen.

En la prisión mantuvo espiritual amistad con D. Marcelino de Abajo, sacerdote vallisoletano de gran espíritu, quien antes de su muerte, el 13 de agosto, se había despedido de los monjes, abrazándolos con emoción.

El P. Honorato murió el 28 de agosto con el resto de la Comunidad, fusilado en el camino de Berbegal, al lado de un cerrillo, y enterrado en el cementerio. Hay algún testigo que certifica haber oído en el camión la voz entusiasta del P. Honorato.

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