¡Y qué nobles y heroicos se están portando tus hijos, Congregación querida!

Querida familia religiosa:

Ante gracias tan grandes que nos da Dios es imposible callar. Y por eso escribo, aunque no sé a qué género corresponde este breve escrito: crónica, acción de gracias o exhortación. Será crónica en cuanto que parte de un hecho, pero se volverá acción de gracias al buscarle las causas y terminará en exhortación como consecuencia lógica de tan ejemplar testimonio.

los futuros novicios

Un prólogo

Antes de adentrarme en la crónica aprovecho para contar algo sobre la apertura de un noviciado en nuestra Provincia de Nuestra Señora del Pilar. Esto será motivo para otra crónica, pero por ahora al menos sepan algo. Ante el surgimiento de algunas vocaciones españolas y las numerosas consultas vocacionales, se vio conveniente comenzar con un noviciado. Así, el pasado 5 de junio el Gobierno General erigió el noviciado “Beatos Mártires del Pueyo” que funciona en el Monasterio del Pueyo, Barbastro, y que me tiene a mí como Maestro de Novicios. Aunque propiamente aún no haya comenzado el año, ya tenemos 1 novicio y 3 postulantes, y varios más que andan rondando. Son tiempos de inicio, donde hay que despertar generosidad; y providencialmente estamos en este agosto español, en el que el Martirologio es pródigo en mártires españoles.

cartas autografas escritas en papel de chocolate

cartas autografas escritas en papel de chocolate

 

El hecho

El detonante de este escrito fue la celebración de la fiesta de los Beatos Mártires Claretianos de Barbastro. ¡Qué oportunidad para empezar a forjar la disposición martirial en los futuros novicios! Y encima, estamos sólo a 5 km. de la casa de los claretianos, donde reposan sus reliquias y está el hermoso museo con las cartas y objetos personales de los mártires. Sin dudar ni poder dudar allá fuimos.

Gracias a la caridad de los padres claretianos, pudimos celebrar la Santa Misa en la Capilla de los Mártires, cuyo altar está sobre la cripta donde reposan las reliquias de estos 51 nobles héroes. Nos acompañaron los padres Horacio Cabaña, Juan Carlos Escudero y Gabriel Prado, que estaban visitándonos y no dejaron pasar la oportunidad. ¡Celebrar esta fiesta tan especial para todos los que pasamos por la Finca en la misma casa de los mártires! Y por la exquisita caridad de los claretianos, ¡utilizamos el Cáliz que usaban los mártires! Este cáliz que tuve la gracia de elevar hoy con la Sangre de Cristo, fue elevado tiempo atrás por sacerdotes que realmente derramaron su sangre para unirla a la del Señor … Se tiembla al escribir esto…

Luego visitamos el Museo, y fue allí donde empecé a recapacitar. La frase que encabeza este breve escrito, que tantas veces he escuchado en los maitines en los años de formación en el Seminario Mayor María, Madre del Verbo Encarnado, la querida Finca, hoy ha resonado de un modo especial en mis oídos cuando un postulante leía la carta testamento de los claretianos, escrita por el Beato Faustino Pérez en un papel de chocolate. Mientras la leía, casi sin darme cuenta, al tiempo que la oía la fui susurrando,  como si la situación hubiese interpelado a la memoria a que la sacase del olvido.

Urnas con las reliquias

Urnas con las reliquias

La acción de gracias

¿Cuántas veces, en aquellos fervorosos maitines en la Finca, esta exclamación habrá encendido nuestra caridad hasta el deseo del martirio? Nobleza, heroísmo, ideales de santidad… por Cristo, por la Iglesia, por el Instituto…Y hoy, esa segunda lectura de los maitines estaba frente a mis ojos en el original autógrafo del Beato Faustino Pérez. Yo ya había visitado una vez este museo, pero no un 13 de agosto… Fue imposible no volver con la memoria a la Finca … y no dar gracias a Dios por la Finca.

Dar gracias a Dios por haber inspirado al P. Buela la providencial idea de poner a la Casa Madre de la congregación bajo la protección de este “seminario mártir”. Si el martirio está dentro de las perspectivas de todo religioso, ¡cuánto más en aquellos son formados bajo el amparo de los mártires! Y por supuesto, dar gracias a Dios por los formadores, que con su ejemplar amor a estos beatos, fueron forjando en los futuros misioneros el espíritu martirial. Gracias por tantos misioneros nuestros que conformaron su ideal con el de estos mártires, y viven y renuevan cada día la entrega incruenta en la vida religiosa. Es notable como los mismos padres claretianos se asombran de la devoción que tenemos en la congregación a estos beatos mártires… que son suyos, …, pero también son nuestros.

¡Gracias queridísimos copatronos de nuestro Seminario Mayor! gracias por su testimonio de fidelidad a la vocación, a la sotana, a sus votos, por su ejemplo de caridad fraterna, de oración fervorosa, de perdón cristiano … Gracias por enseñarnos “su ideal: morir por Cristo Rey”: … Gracias, por todo, en especial gracias por su poderosa intercesión por nosotros, por alcanzar cada día tantas gracias para nuestros misioneros envueltos en tribulaciones, por expiar con su sangre nuestras faltas… Gracias…

La exhortación

Y ahora, pido permiso al Beato Faustino Pérez para utilizar sus palabras y sacar agua para mi molino, porque también me inflamo en santo orgullo ante el testimonio de fe de mis hermanos misioneros. Considero que la alegría que manifiesta al relatar la victoria gloriosa de sus compañeros, victoria del Amor de Cristo, es la misma que puede tener cualquiera de nosotros al contemplar las disposiciones heroicas de los misioneros. Comienza el Beato Faustino en su carta: Anteayer, día once, murieron, con la generosidad con que mueren los mártires, seis de nuestro hermanos; hoy, trece, han alcanzado la palma de la victoria veinte, y mañana, catorce, esperamos morir los veintiuno restantes. ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Y qué nobles y heroicos se están portando tus hijos, Congregación querida!…[1]. Esta carta magnífica, que refleja en papel la grandeza de esas almas, y que es un compendio de vidareligiosa y misionera, se hagrabado a fuego en nuestros misioneros y misioneras, y ha modelado voluntades martiriales. Y por eso a medida que van llegando las crónicas de las misiones, a uno le dan ganas de exclamar: ¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Y qué nobles y heroicos se están portando tus hijos, Congregación querida!… ¡qué alegría saber que tenemos misioneros tan generosos, que sabiendo que “no hay amor más grande que dar la vida por los amigos”, perseveran en situaciones tan difíciles de misión, sostenidos por la oración de tantos hermanos más! Y así, animado por estos ejemplos, me dan ganas de continuar la carta…¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios! ¡Y qué nobles y heroicos todos los religiosos que están en los países en guerra, y qué sacrificados todos los que están en los hogares de caridad, y qué disciplinados los religiosos que están en casas de formación, y qué constantes en repetir fonemas los que estudian idiomas, y qué alegres, y qué piadosos… Pero, que bien se están portando tus hijos, Congregación querida!

Martirio, vida religiosa, misión… casi podemos decir que son lo mismo, que cada concepto contiene a los otros. Y así, sin forzar el texto de la carta es fácil adaptar todo lo que se refiere al martirio a nuestras misiones: las ansias y la generosa impaciencia para esperar un destino, la alegría de ir a misionar, los vivas a Cristo Rey y al Inmaculado Corazón de María, el amor a la congregación traducido en disponibilidad incondicionada, la entrega sonriente en pos de las almas, el sacrificio cotidiano para expiar nuestras propias deficiencias, el amor a los que nos hacen daño… el deseo de que el santo hábito nos acompañe a la muerte… los anhelos del martirio…

Y es cierto, querida congregación, que aún no contamos en nuestras huestes con victorioso mártires. Pero ya vendrán. Y alabado sea Dios el día que quiera bendecir a nuestra pequeña familia religiosa con tan insignes miembros… tinte de honor, corona de gloria, misericordia del Señor. Fecundar las misiones con nuestra propia sangre ¡qué gracia tan inmerecida! ¿estaremos a la altura de don tan insigne?

Ya no sé si es tan lícito parafrasear las líneas finales de la carta. Dice el Beato Faustino Pérez: Los mártires de mañana … Adiós, querido Instituto. Vamos al Cielo a rogar por ti. ¡Adiós, adiós! ¡qué lucidez, qué realismo, qué magnanimidad…Confianza absoluta en la gracia, voluntad decidida… autodenominarse mártires, ¿seremos nosotros también los mártires de mañana? Hay que estar preparados.

Nos contaba el padre claretiano que nos guió, que al despedirse los beatos de sus compañeros argentinos que fueron liberados, les pedían que contaran a su antiguo maestro de novicios que estaba por cumplirse aquella gracia que solían pedir en el noviciado: la gracia del martirio.

Corazón Inmaculado de María, consuelo de los mártires, ruega por nosotros

Beatos mártires claretianos de Barbastro, “Seminario Mártir”, rogad por nuestra familia religiosa, que quiere imitarlos en formar misioneros con espíritu martirial.

Desde el Pueyo de Barbastro, tierra de mártires

P. Tristán Gelonch Villarino, IVE

Barbastro, 14 de agosto

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[1] Se puede leer la carta completa en http://www.martiresdebarbastro.org/quienes-fueron/testimonios.html